La fuerza de la medicina holística

Cuando le conocí, Jacques tenía 60 años y un abdomen muy voluminoso.

Los médicos ya le habían diagnosticado:

 

  • Un nivel excesivo de colesterol y triglicéridos.
  • Unos marcadores de inflamación altos.
  • Apnea del sueño.
  • Fatiga crónica.
  • Depresión.
  • Hipertensión.
  • Artrosis en varias articulaciones.
  • Disfunción eréctil.
  • Diabetes tipo 2.
  • Una hipertrofia de la próstata que le provocaba unas ganas frecuentes de orinar, obligándole a levantarse varias veces por la noche.

Y Jacques prácticamente tenía un médico distinto para cada uno de estos problemas.

Pero en lugar de trabajar de forma conjunta, cada médico trataba cada enfermedad como si estuviera en una “burbuja” separada.

Pastillas de todos los colores

Todos los días, Jacques se tomaba decenas de pastillas de todos los colores.

El cardiólogo le había prescrito estatinas para tratar el colesterol y los triglicéridos.

El médico de familia le había recetado ibuprofeno para los dolores en las articulaciones y un antidepresivo para la depresión.

Había acudido a consulta a una clínica del sueño y le habían puesto en tratamiento con una máquina para oxigenarse correctamente durante la noche debido a su apnea del sueño.

El endocrino le suministraba dos tipos de medicamentos para estabilizar los niveles de azúcar en la sangre.

Y por último, el urólogo le recetaba unos medicamentos contra la hipertrofia de la próstata y otro para tratar al mismo tiempo sus problemas de orina y de disfunción eréctil.

Entre tanta consulta médica y tanto medicamento, con sus inevitables efectos secundarios, la verdad es que no me extrañaba nada que Jacques estuviese deprimido…

Nadie puede conocer los efectos a largo plazo que producen las interacciones farmacológicas

No existe ninguna investigación rigurosa sobre los efectos a largo plazo de tanta combinación de medicamentos.

De hecho, cada persona reacciona de forma diferente y, desde el punto de vista técnico, resulta imposible determinar los efectos a largo plazo que a usted en concreto le puede producir tanta interacción farmacológica (hasta que haya un accidente).

Sin embargo, en los países occidentales, millones de personas toman tantos medicamentos como Jacques, ¡y a veces incluso más! Somníferos, ansiolíticos, antiácidos para el estómago, anticoagulantes, estimulantes cardíacos… en algunos casos la lista es inmensa, y a medida que se cumplen años lo va siendo más.

Tanto es así que se venden cajas especiales para las personas mayores con el fin de que se aclaren entre las decenas de pastillas que suelen tener que tomarse cada día.

Para que pase más desapercibida esta ingente cantidad de medicamentos, recientemente se ha puesto a la venta en farmacias una “polipíldora” que contiene hasta tres compuestos diferentes: aspirina como antiagregante plaquetario, un inhibidor del enzima de conversión de angiotensina (ramipril) y una estatina (atorvastina); una técnica con la que aunque parece que sólo está tomando una pastilla, en realidad toma el triple.

¿Esto es razonable? ¿No existe una alternativa mejor?

A veces el médico tiene que jugar a ser Sherlock Holmes

Con personas como Jacques, recomiendo imperiosamente tener un enfoque médico “holístico”, es decir, buscar la causa común al conjunto de los síntomas.

Considerar a la persona como un todo, cuerpo y espíritu, y tener en cuenta la relación que existe entre las distintas partes del cuerpo.

Todo tiene una explicación…

En el caso de Jacques, creo que la causa común de sus problemas es indudable, o al menos altamente probable: parece que tiene el “síndrome metabólico” (también conocido como síndrome Reaven o de insulinorresistencia).

En el síndrome metabólico, las células se vuelven resistentes a la insulina, y eso quiere decir que cuando el nivel de azúcar en la sangre aumenta, las células ya no la metabolizan adecuadamente. Esto provoca un pico de insulina que favorece el aumento de peso y la acumulación de grasas malas en las vísceras (abdomen) y en el hígado.

El exceso crónico de insulina conlleva la producción de sustancias inflamatorias denominadas citoquinas, que provocan dolores en los tejidos, inflamación y la destrucción del cartílago.

El síndrome metabólico está reconocido como integrante de los siguientes componentes: resistencia a la insulina, glucosa basal alterada o elevada (diabetes tipo 2), hipertensión arterial, triglicéridos altos y cifras bajas del buen colesterol (HDL). Algunos lo denominan “el quinteto de la muerte”…

Al tener sobrepeso, los cartílagos de las rodillas de Jacques sufren el doble por el exceso de presión que soportan. No es raro que tenga artrosis.

Por culpa también de la inflamación, la pared de las arterias sufre y no es de extrañar que éstas se vuelvan rígidas, ni tampoco que la presión arterial aumente, así como el nivel de colesterol y triglicéridos.

El origen de casi todos sus problemas está en el estilo de vida, la alimentación y algunas carencias nutricionales.

Por eso no me sorprendería que Jacques tuviese un déficit de vitamina D. De hecho, la falta de vitamina D aumenta la resistencia a la insulina y el riesgo de artrosis, fatiga y depresión. Seguro que también tiene déficit de vitamina B12, que incrementa aún más la fatiga y la depresión y dificulta, por tanto, volver a recuperar el control de su vida.

Y sin embargo, lo crea o no, ninguno de sus médicos jamás le pidió que se hiciera unas pruebas para medir sus niveles de vitamina D o B12, así que yo le sugerí hacérselas y, ¡sorpresa!, tenía un déficit claro de las dos.

Jacques encuentra la solución… y se deshace de los medicamentos

Después de leer los consejos de nuestros expertos que habíamos ido publicando en Salud AlterNatura y en los Los Dossiers de Salud Nutrición y Bienestar, Jacques decidió intentar mejorar por sí mismo su sensibilidad a la insulina.

Para ello, empezó a ingerir más grasas buenas, más proteínas y menos glúcidos (ya sabe, las cuatro P: pan, patatas, pasta y pasteles). También añadió a su dieta fibra, frutos secos, verduras y algunas frutas, así como un buen suplemento alimenticio de vitamina D, vitamina B12 y ácidos omega 3.

Redescubrió también el placer de pasear por la naturaleza.

¿Y sabe qué? En seis meses Jacques ha perdido 20 kilos. Ha podido dejar todos los medicamentos, salvo los de la diabetes (para eso necesitaría probar una dieta mucho más restrictiva).

Y aún mejor: su nivel de testosterona ha vuelto a la normalidad sin necesidad de tomar ningún medicamento.

El resultado es una mejoría espectacular de su calidad de vida. ¡Dice que ahora se siente mejor que cuando tenía 30 años!

Hay que entender a los médicos

En la actualidad, la presión administrativa y económica que recae sobre las profesiones médicas hace que cada vez sea más difícil interesarse por la historia y la forma de ser de los pacientes. Los médicos se ven prácticamente obligados a emitir un diagnóstico rápido, tratar los síntomas y pasar al siguiente paciente.

De ahí la necesidad de informarse uno mismo sobre los enfoques holísticos o naturales e integradores en los casos de enfermedades crónicas.

FUENTE

 

¿Dolor en sus articulaciones? El diablo

sale en su ayuda

En el corazón del África austral, en el desierto del Kalahari, brota una planta extraña y capaz de calmar rápidamente el dolor reumático, la artrosis, el dolor de espalda, los calambres y la tendinitis.

Según diversos estudios realizados a comienzos del siglo XX, esta misteriosa planta analgésica sería el secreto de los bosquimanos, los habitantes del desierto del Kalahari, para conseguir una vida larga y sin dolor pese a vivir bajo unas condiciones increíblemente adversas para su organismo, sus músculos y sus articulaciones.

Recientes estudios científicos han demostrado que calma el dolor crónico y ayuda a recobrar una mayor libertad de movimientos. También permite que las personas que la utilizan puedan reducir e incluso abandonar completamente su dependencia de los medicamentos analgésicos, cuyos efectos secundarios a veces son muy graves (trastornos digestivos, sangrados o perforación de la pared del estómago y del intestino, además de crisis cardíacas).

Los potentes efectos analgésicos y antiinflamatorios de esta planta la han convertido actualmente en el remedio natural contra el dolor más popular en Europa. Por ejemplo, y aunque les cueste creerlo, en Alemania, 7 de cada 10 prescripciones médicas para el reumatismo contemplan el harpagofito, que es el nombre de esta planta, como herramienta eficaz para disminuir el dolor y la inflamación, algo que sin duda no ocurre en nuestro país, en el que se siguen recetando los denominados AINEs (antinflamatorios no esteroideos), de los que más adelante hablaremos.

Desde hace ya mucho, esta planta, de nombre científico Harpagophytum procumbens, más conocida por el nombre de “garra del diablo”, consiguió atraer la curiosidad de científicos y reumatólogos. Sin embargo, fueron los curanderos tradicionales del desierto del Kalahari los primeros en descubrir sus poderes extraordinarios para envejecer sin dolor en las articulaciones.

El secreto de los bosquimanos

Las primeras investigaciones sobre la garra del diablo se realizaron en los años 1900 por G.H. Mehnert, un botánico alemán fascinado por la región del Kalahari y por la población local. Se instaló en Nababis, en Namibia, y comenzó a estudiar in situ el reino vegetal. Su cercanía con los bosquimanos, la población más antigua del África austral, le permitió establecer un contacto privilegiado con los curanderos tradicionales y descubrir esta planta medicinal de la que nunca antes había oído hablar.

G.H. Mehnert estudió durante 40 años esta planta extraordinaria.

El misterioso nombre de “garra del diablo” le viene de sus frutos, de donde brotan unas espinas que simulan unas garras. Sus flores tienen forma de trompa, con un color que varía del rojo claro al rosa violáceo, y sólo florece un día, durante la breve temporada de lluvias.

Sus propiedades terapéuticas se explican probablemente porque pasa diez meses al año oculta bajo la tierra para protegerse de la extrema aridez del desierto del Kalahari.

Para poder sobrevivir tanto tiempo bajo tierra, la planta debe conservar grandes cantidades de nutrientes y minerales esenciales en sus raíces. Uno de estos elementos nutritivos es un compuesto del azúcar llamado harpagósido, que forma parte de la familia de las iridoides, unas sustancias activas que dan a la garra del diablo su poder natural para calmar el dolor articular (artrosis, poliartritis reumatoide y enfermedades reumáticas), los dolores musculares (tendinitis y calambres) y lumbares.

Tras estos primeros descubrimientos, se empezaron a realizar multitud de estudios científicos, en particular en Canadá y Alemania. Dichos estudios confirmaron todas las propiedades del harpagofito para aliviar el dolor crónico e incluso varios demostraron que sus efectos eran superiores en relación con medicamentos analgésicos, que a veces implican serios efectos secundarios.

Un potente analgésico natural y sin efectos secundarios

Entre 1998 y 2004, Vioxx era el medicamento de referencia prescrito por los médicos para tratar cualquier tipo de inflamación por artritis. Este medicamento era tan popular que se estima que el laboratorio farmacéutico que lo fabricaba, Merck, habría ganado más de 2.500 millones de dólares al año, hasta que el laboratorio retiró el medicamento del mercado en 2004 a toda prisa tras causar en todo el mundo unas 30.000 muertes y problemas cardíacos.

No sólo el Vioxx había causado miles de muertes, sino que, además, se demostró que era menos eficaz que… la garra del diablo, un remedio totalmente natural y sin ningún riesgo para la salud.

En un estudio realizado en 2003 en 79 participantes que padecían lumbalgia crónica (dolor de espalda), se le administró a un grupo un complemento de harpagofito y al otro, Vioxx. Tras 6 meses, el 20% de quienes tomaron harpagofito indicaron que vivían totalmente carentes de dolor. Este resultado era dos veces superior al de los pacientes que habían tomado Vioxx.

Eficaz también contra la artrosis

Otros estudios mostraron asimismo los efectos del harpagofito en la artrosis.

En el año 2000, un estudio francés realizado en 122 personas reveló unos resultados muy apreciables en personas que padecían artrosis y que utilizaron harpagofito para reducir el dolor y mejorar su movilidad.

Durante cuatro meses, parte de los voluntarios tomó extracto de harpagofito, mientras el resto tomaba un fármaco antiinflamatorio denominado diacereína. Tras esos cuatro meses, los pacientes del “grupo harpagofito” se quedaron tan asombrados con los resultados obtenidos de este tratamiento natural que la mayoría pudo dejar de tomar definitivamente sus medicamentos analgésicos.

Otro estudio realizado sobre el efecto del harpagofito sobre la artrosis publicado en 2003 analizó el efecto de la garra del diablo en el dolor de rodilla y cadera. Tras sólo tres meses, los pacientes notaron:

  • Una reducción del 46% del dolor.
  • Una mejoría del 35% en su movilidad.
  • Una reducción del 25,4% de síntomas en molestias articulares (sensación de crujido, chasquido y dislocaciones que multitud de personas sufrían todos los días).

En 2007, un estudio llevado a cabo en 259 pacientes mostró que una dosis diaria de 480 mg de harpagofito permitía reducir hasta un 24% los efectos de la artrosis.

Existen cientos de estudios como estos que prueban las poderosas propiedades antiálgicas del harpagofito, que en muchos casos se revela más eficaz que los analgésicos y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) -como el ibuprofeno, el naproxeno o el diclofenaco- a los que tantos pacientes recurren en la actualidad y que, aunque resultan eficaces para tratar el dolor, causan efectos adversos, como diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza, náuseas, insomnio, úlceras de estómago y crisis cardíacas, sobre todo a largo plazo.

Por ejemplo, un estudio demostró que la eficacia de la raíz del harpagofito es comparable a la del inhibidor de COX-2 rocecoxib. Los resultados del ensayo aleatorizado, doble ciego, y realizado sobre un grupo de 88 pacientes con lumbalgia así lo demuestran, y estos buenos resultados se mantuvieron en el seguimiento de estos pacientes un año más tarde.

Un tesoro de la naturaleza reconocido

La eficacia del harpagofito es tal que en 1989, las autoridades sanitarias alemanas autorizaron el uso de la raíz de la garra del diablo para el tratamiento de trastornos degenerativos del sistema locomotor (esqueleto, músculos y articulaciones). En 1996, el ESCOP (European Scientific Cooperative on Phytotherapy) también reconoció su eficacia en la lucha contra el dolor por artrosis y tendinitis y sus expertos recomendaron esta planta en caso de manifestaciones inflamatorios y/o dolorosas del aparato locomotor tales como artrosis, osteoartritis, tendinitis, lumbalgia, artralgias de etiología inflamatoria, mialgias e incluso para el tratamiento de la dispepsia o como estimulante natural del apetito.

El harpagofito ha ganado desde entonces notoriedad entre la comunidad científica europea y, aunque no se encuentra aún entre los complementos más utilizados, cada vez hay más laboratorios que apuestan por esta planta. Hasta tal punto es así que la subsistencia de la planta y de las poblaciones locales que viven de su cosecha se vieron amenazadas.

Para solucionarlo, varias asociaciones locales apoyadas por algunos laboratorios responsables decidieron ayudar a las poblaciones locales a fundar las bases de una economía sostenible respetuosa con los habitantes y el patrimonio vegetal del desierto del Kalahari. Porque es decisivo preservar esta planta, de poderes analgésicos y antiinflamatorios tan extraordinarios para evitar el dolor de las articulaciones que tantas veces acompaña al paso de los años.

FUENTE

*********************************************************************************

Vacunación: Información y libertad

Aquí os dejamos un enlace a la carpeta de Ivoox del programa "La Calve Oculta".

Con este audio esperamos que vaya en aumento la información sobre vacunación que

hay en estos días.

PROGRAMA COMPLETO