Acrilamida: conozca el veneno que toma

todos los días

Hoy quiero hablarle de una sustancia química muy peligrosa que quizá forme parte de su dieta habitual.

Hagamos la prueba para confirmarlo: para desayunar ¿acostumbra a tomar pan tostado? Y tal vez las patatas fritas sean la guarnición que acompaña a sus filetes de carne o pollo. Y por último, ¿qué me dice de los productos de bollería y repostería?

Pero, ¿sabe qué es lo que está consiguiendo con todos estos alimentos?

Pues que está más cerca de desarrollar un cáncer.

El motivo de este impactante hecho se encuentra en la acrilamida, que es esa sustancia de la que le quiero hablar.

Como le he comentado, se trata de una sustancia química peligrosa para la salud. Pero a diferencia de otros compuestos químicos que las industrias alimentarias añaden durante el proceso de elaboración (conservantes, potenciadores de sabor…), la acrilamida ya se encuentra presente en los alimentos ricos en almidón (sobre todo las patatas y el pan, y en menor medida en los cereales, galletas y café), esperando a surgir durante el proceso de cocción.

En concreto aparece por la llamada reacción de Maillard, que es la que hace que los alimentos, cuando se cocinan a temperaturas superiores a los 120º C, tengan ese aspecto tostado que, admitámoslo, es lo que hace que resulten tan apetitosos.

Esto ocurre porque los azúcares y los aminoácidos presentes en el alimento reaccionan a las altas temperaturas, originando distintos productos químicos. Así, la fructosa y la glucosa de la patata, por ejemplo, cuando ésta se fríe, reaccionan con los aminoácidos (la asparagina principalmente) produciendo ese compuesto que, además de ser soluble en agua, también es cancerígeno.

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado la acrilamida como un “probable carcinógeno humano“, debido a su potencial para dañar el ADN y acabar provocando un cáncer.

Todo depende del modo en que se cocine

Probablemente la acrilamida ha formado parte de nuestra dieta desde el mismo instante en que comenzaron a cocinarse los alimentos, pero fue en 2002 cuando un equipo de investigadores de la Universidad de Estocolmo dio la voz de alarma por primera vez. Fue al poner en evidencia los altos niveles de acrilamida presentes en un grupo de trabajadores y constatar que su origen no eran los productos químicos que había en su lugar de trabajo, sino la dieta alimentaria que seguían, y que contenía una importante cantidad de preparaciones a base de patatas.

Se realizaron entonces análisis que confirmaron un alto contenido de acrilamida en estos productos ricos en almidones. De hecho, los resultados obtenidos superaban en 100.000 veces los límites máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aumentando así los riesgos de padecer cáncer, según ha señalado también la Agencia de Normas Alimentarias británica (FSA).

Además, otros investigadores han constatado que las mujeres que consumen en gran medida productos que contienen acrilamida durante el embarazo dan a luz a bebés con menor peso y con un perímetro craneal reducido.

Pero como ya ha visto la acrilamida sólo surge cuando los alimentos ricos en almidón son sometidos a altas temperaturas. Por tanto, para evitar consumir esta sustancia potencialmente cancerígena debe cocinarlos de la manera correcta y prestar atención a distintos aspectos.

  • El color adecuado: al freír, hornear, tostar o asar los alimentos, en lugar de esperar a que se vea ese color tostado que indica que se ha producido la reacción de Maillard, retire los alimentos cuando éstos tengan un color amarillo dorado claro.
  • Las indicaciones del fabricante: en los alimentos envasados se indica la manera correcta en la que se debe freír u hornear el producto. Sólo si sigue esas indicaciones se está asegurando de que se están cocinando los alimentos durante el tiempo justo y a la temperatura adecuada para que no entrañe riesgos para su salud. Aunque, claro está, mucho más saludable sería prescindir directamente de estos alimentos prefabricados.
  • La temperatura: no debe guardar las patatas crudas en la nevera, ya que a bajas temperaturas aumenta la formación de azúcares, incrementándose también los niveles generales de acrilamida. Lo mejor es conservar las patatas en un lugar oscuro y a temperaturas superiores a los 6º C.
  • Hervir las patatas en lugar de freírlas: la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) recomienda hervir las patatas y cocinarlas en el microondas en lugar de freírlas. También aconseja que se remoje la patata cruda en agua durante unos 15-30 minutos antes de freírla y secarla con papel absorbente.

El peligro de la industria alimentaria

No obstante, aprender a cocinar los alimentos de manera correcta no es suficiente para estar libres de la acrilamida y los riesgos que ésta entraña para la salud. También hay que tener muy presente el papel crucial que juega la industria alimentaria.

Por ejemplo, en el caso de las patatas fritas industriales, para darle un aspecto más llamativo y sabroso al producto, son muchas las empresas alimenticias que las sumergen en un baño de azúcar para que se doren de manera homogénea y que el resultado se vea más apetitoso. De este modo, al añadir más glucosa a la que ya tiene de por sí la patata, cuando ésta se cocine la reacción de Maillard entre los almidones y azúcares será mayor, y en consecuencia será más acrilamida y más las sustancias cancerígenas que estaremos consumiendo.

Para evitar este problema e intentar reducir los niveles de acrilamida, algunas industrias alimenticias añaden a las preparaciones aditivos como la asparaginasa, una enzima que degrada la asparagina (principal aminoácido con el que reacciona la glucosa), así como fosfato de sodio o sales de calcio. De este modo, para intentar solucionar un problema acaban añadiendo otros aditivos que presentan nuevos peligros para la salud.

Por ello, tanto la FDA como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han empezado a tratar este asunto como un problema de seguridad alimentaria.

La FoodDrink Europe, organismo internacional que reúne a las industrias agroalimentarias de la Unión Europea y entre cuyos objetivos está promover los correctos valores nutricionales de todos los alimentos, así como el envasado adecuado para su consumo; ha lanzado una campaña para alertar sobre el riesgo de desarrollar cáncer a través de las patatas y otros alimentos ricos en almidón.

La campaña, presentada como una “caja de herramientas” para reducir la acrilamida en productos de bollería y repostería, pretende ayudar a los fabricantes de estos productos para que preparen sus productos de manera correcta.

La idea es que las industrias alimentarias de toda Europa usen esta herramienta de manera habitual para prevenir y disminuir la presencia de acrilamida en los alimentos que preparan, atendiendo a los tiempos y temperaturas de cocción, pero también a la propia composición del producto.

Por último, otra medida adoptada, esta vez por parte de la Asociación Europea de Transformadores de la Patata (EUPPA), afecta al proceso de fritura de las patatas para que sea lo más seguro posible. Así, la EUPPA recomienda emplear aceite limpio, no llenar en exceso el recipiente (sartén o freidora), que las patatas no estén congeladas, retirarlas cuando tengan un color amarillo dorado, escurrirlas bien y que el aceite no supere los 175º C de temperatura.

La opción más saludable

Como puede ver, cada vez son más los organismos internacionales y estudios que advierten de la excesiva presencia de la acrilamida en los alimentos, y que están promoviendo medidas para prevenir los posibles riesgos cancerígenos.

Pero esto no puede hacer que bajemos la guardia. El que existan recomendaciones para que las industrias alimentarias traten sus productos de manera correcta y no incluyan sustancias cancerígenas no implica que se vayan a seguir al pie de la letra.

Por ello, la opción más sencilla y rápida es, directamente, cambiar los hábitos alimentarios.

Además de cocinar los alimentos de manera correcta, mucho más saludable es olvidarse directamente del principal alimento que contiene almidones, como es la patata, y sustituirla por otros tubérculos.

Los más interesantes desde el punto de vista nutritivo y con un índice glucémico más bajo son el boniato, el ñame, la mandioca (y la tapioca que se fabrica con su fécula), el tupinambo, la chirivía, la zanahoria o la remolacha. Además de ser más saludables, van a permitir que pueda variar sus comidas y descubra nuevos sabores.

Llevar una dieta variada y equilibrada que incluya fruta y verdura siempre va a ser la mejor premisa para evitar los riesgos de desarrollar cáncer, sin olvidar la importancia de tomar cuantos menos alimentos industriales mejor.

Además de evitar la acrilamida, con esta dieta más saludable aportará a su organismo los nutrientes necesarios sin ese exceso de grasas y azúcares que suponen un mayor riesgo para contraer todo tipo de enfermedades cardiovasculares. Y es que el cáncer no es una lotería. Tomar medidas (como evitar la acrilamida de los alimentos) es la mejor estrategia anticáncer.

FUENTE

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¿Utiliza usted sabiamente su energía psíquica?

Fue Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química de 1977, quien descubrió las “estructuras disipativas”.

Una estructura disipativa es un sistema capaz de transformar la energía perdida, “disipada”, y ponerla al servicio de un proyecto organizado, lo que conduce a la creación de una forma ordenada.

Así, por ejemplo, el reino vegetal terrestre es una inmensa estructura disipativa: explota una parte de la energía del sol que, de lo contrario, se desvanecería en el universo.

Esta energía impacta en la tierra y permite la fotosíntesis: gracias a la energía solar los vegetales transforman en materia viva el CO2 presente en el aire, el agua y en los minerales de los suelos y del agua del mar.

De este modo se desarrolla una flora increíblemente rica, incluyendo desde las más pequeñas flores al baobab gigante, pasando por el plancton marino, las algas, las bayas, los cereales y los frutos.

Este reino vegetal, a su vez, es explotado por otras estructuras disipativas: el reino animal, el córtex cerebral (cerebro) y la civilización humana.

De hecho, los seres humanos utilizan la energía perdida de la naturaleza. El fuego, por ejemplo, surgió por azar, de los volcanes o los rayos. Aprendiendo a dominar el fuego, los hombres han utilizado esta energía para calentar sus cuevas, cocinar sus alimentos y forjar los metales.

Más tarde aparecieron las máquinas a vapor, la electricidad y la fisión nuclear.

Paso a paso, las estructuras disipativas terminan creando sistemas tan complejos como los smartphones, la bomba atómica… ¡y las pirámides de Egipto, la V Sinfonía de Beethoven o la Capilla Sixtina!

Todo ello a partir de energía producida aparentemente para nada por el Sol:

¿Utiliza usted su energía psíquica de forma sabia?

Su cerebro es una estructura disipativa especialmente potente.

Opera con la energía difusa de los entornos en los que se encuentra; una energía que parte del Sol, después pasa a los alimentos y, por último, llega al sistema digestivo. El cerebro convierte esa energía en energía psíquica (influjos nerviosos en el cerebro) para sentir, pensar, solicitar acciones al cuerpo y estructurar el entorno.

El cerebro es capaz de crear el orden y, potencialmente, joyas tecnológicas u obras de arte de una complejidad fuera de lo común.

Pero por supuesto, como todo sistema complejo, el cerebro humano puede permanecer también en un estadio yermo, estéril y desorganizado, incluso perjudicial.

Puede ser como un poderoso río que irriga las tierras fértiles y hace brotar culturas, jardines, ciudades y monumentos. Pero también puede ser como un impetuoso e incontrolado torrente montañoso que destruye todo a su paso.

En el primer caso, usted es el dueño de sus pensamientos y emociones:

  • Usted es capaz de movilizar su energía psíquica para tareas útiles que le aporten felicidad, serenidad y satisfacción. Va cada vez más lejos en el desarrollo de sus capacidades creativas y contribuye a mejorar el mundo a su alrededor.
  • Es apreciado en su entorno y los demás le tienen presente. Mantiene relaciones armoniosas con sus allegados y evita las situaciones complicadas y conflictivas.
  • En caso de decepción, problema o inconveniente, usted es capaz de reponerse y adoptar una estrategia transformadora.

La expresión “estrategia transformadora” fue creada por el psiquiatra George Vaillant en oposición a la idea de “estrategia regresiva”.

Adoptar una estrategia transformadora consiste, en caso de problema o accidente, en ajustar los objetivos a las nuevas restricciones y fijarse un nuevo fin realista, así como retomar tan pronto como sea posible la construcción, el avance y el progreso.

Esta capacidad de resiliencia, de acuerdo con la expresión consagrada por Boris Cyrulnik, le ofrecerá una felicidad auténtica y duradera, tanto ante los éxitos como en las adversidades.

En el segundo caso, en el que sus pensamientos son como torrentes salvajes que destruyen todo a su paso, usted se convierte en una víctima de sus emociones:

  • Pasa de una idea a la otra y de una exaltación excesiva al abatimiento más profundo con facilidad. Patalea sin aprender nada nuevo y perdiendo el tiempo, y haciéndoles perder también el suyo a los demás.
  • Cultiva pensamientos sombríos, pesimistas y que generan ansiedad. Deprime a los que le rodean, que tratan de evitarlo. No obstante, la primera víctima es usted mismo, ya que se impone un mundo interior que supone una prisión oscura y llena de criaturas hostiles e inquietantes.
  • Invierte demasiado tiempo en actividades que no le llevarán ni a ser más grande ni a progresar, como por ejemplo ver pasivamente la televisión, hojear las revistas sin interés, navegar por la red en busca de divertimento, vagar por las calles o los centros comerciales, pasar el rato en los bares o simplemente sentarse y no hacer nada.
  • A la mínima contrariedad usted explota o se hunde en una resignación enfermiza. Los desafíos le perturban e inquietan y prefiere huir de la realidad, por ejemplo, “ahogando” sus penas en alcohol u otros medios destructores. Vive en un estado de miedo, yendo desde la tristeza a la desesperación. Lo que usted sigue es una estrategia de regresión, y su vida parece dominada por el absurdo y el caos.

Si usted ha vivido episodios similares o se siente más identificado con el segundo caso, le invito a que siga leyendo. Está a punto de descubrir la fuerza de las estructuras disipativas en su cerebro para instalar en su mente el orden en lugar del caos.

Podrá convertir el torrente salvaje de su energía psíquica incontrolada en un tranquilo y poderoso río que le devuelva al camino del progreso y la felicidad.

Convertir los acontecimientos neutros o destructores en elementos positivos

Los elementos que siguen a continuación son extractos del trabajo del gran psicólogo de origen húngaro (y nombre impronunciable) Mihály Csíkszentmihályi, que dedicó toda su vida a comprender la importancia de canalizar los pensamientos para encontrar el equilibrio y la felicidad.

Mihály Csíkszentmihályi explica que nuestro cerebro es una estructura disipativa capaz de dibujar una lógica del caos que nos rodea en el universo, así como de poner esa lógica al servicio de nuestros objetivos, nuestro progreso y nuestra felicidad.

Según él, nuestro equilibrio interior y nuestra capacidad de crecimiento dependen de nuestra aptitud para convertir los hechos o acontecimientos neutros o destructores en elementos positivos.

Imagine que usted es un empleado de banca de 45 años y que de un día para otro pierde su trabajo.

Ante una situación como esa, algunas personas se callarán, se irán a su casa y se deprimirán. Dejarán de levantarse por las mañanas, entrarán en cólera contra sus familias y amigos, contra el mundo en general. Así es como comienza el hundimiento, y algunos puede que incluso terminen buscando refugio en la bebida o algún otro tipo de adicción.

Por supuesto, ya habrá reconocido en este ejemplo la estrategia regresiva.

Otras personas, sin embargo, se harán cargo de la situación. Incluso aprovecharán la ocasión para evolucionar profesionalmente hacia donde deseaban desde hacía tiempo.

Se moverán y comenzarán a formarse de nuevo con cursos y actividades que los llevarán a ampliar su círculo de amistades y relaciones profesionales.

Después de varios años, aquel despido no será recordado en su vida como una tragedia, sino como un punto de inflexión que le permitió experimentar vivencias más enriquecedoras. Por supuesto, estas personas han seguido una estrategia transformadora.

Con mucha frecuencia ambos tipos de estrategia se combinan. La persona que experimenta un gran contratiempo entra primero en cólera, cometiendo un error, y es al cabo de varios días cuando la calma regresa y pasa a examinar el problema serenamente, en busca de soluciones constructivas.

La mayor fuente de admiración

La capacidad de resiliencia es lo que los seres humanos más admiran de los demás.

Alguien que sólo conoce el éxito en la vida no es una persona reconocida y admirada. Al contrario. En todas las civilizaciones a quien no ha vivido más que acontecimientos felices, sin nunca haber tenido que enfrentarse a la adversidad, se le considera una persona incompleta, que no ha demostrado su valía.

Todos los mitos fundacionales de las civilizaciones reposan sobre la misma lógica: la epopeya de Gilgamesh, las aventuras de Edipo, los doce trabajos de Hércules, la Odisea de Ulises, los caballeros de la Mesa Redonda a la búsqueda del Santo Grial…

Se trata siempre de una persona que se enfrenta a peligros representados en forma de monstruos, esfinges, hidras, cíclopes, sirenas, magos o dragones.

Utilizando todos los recursos que le permiten su astucia, habilidad y valentía, se las arregla para sortear o superar todos los peligros. Y, gracias a estas pruebas, demuestra su valor y pasa a ser considerado un héroe.

Habitualmente los dioses le permiten entonces volver a casa y, por norma general, ser coronado rey (Edipo, Ulises, el Rey Arturo…).

Pero más allá de los mitos, en Esparta, en la Antigua Grecia, los niños debían superar satisfactoriamente pruebas físicas basadas en el frío, el dolor y la soledad para llegar a ser considerados ciudadanos de pleno derecho.

Y en numerosas culturas tribales los ritos de iniciación y de paso a la vida adulta incluyen escarificaciones (incisiones voluntarias en la piel realizadas con una cuchilla y con fin decorativo), el contacto con el fuego y las brasas…

Y ya en la vida real, en el día a día, miles de personas demuestran a diario su “valía” cuando:

  • Estudian de nuevo una materia después de suspender un examen.
  • Reanudan el trabajo tras haber perdido todo lo hecho hasta entonces debido a un fallo o un error.
  • Reconstruyen su casa destruida en un terremoto, una inundación o un incendio.
  • Reaprenden a sonreír después de la pérdida de un ser querido.
  • Vuelven a luchar después de una dura derrota.

De esa materia es como se va tejiendo la tela que visten los héroes. De eso trata precisamente el célebre poema “Serás un hombre, hijo mío”, de Rudyard Kipling, en que un padre insta a su hijo a mantenerse firme, a confiar en su valor, a levantarse tras caer y a mantener la voluntad cuando todo flaquea alrededor.

Es importante que tome conciencia de que su espíritu tiene toda la potencia y capacidad de una estructura disipativa. Está diseñado para ayudarle a afrontar las pruebas más duras. ¡Sírvase de su fuerza!

FUENTE