Le contaron a un antiguo filosofo, muerto desde hacía
      Muchos siglos, que sus representantes estaban
      Desfigurando sus enseñanzas. Como era un hombre
      Compasivo y amante de la verdad, se las arregló para que,
      Tras muchos esfuerzos, le fuera concedido regresar a la
      Tierra durante unos días.

      Le llevó varias jornadas convencer de su identidad a sus
      Sucesores. Y una vez despejadas las dudas, ellos no
      Tardaron en perder todo interés en lo que él tenía que
      Decir, y le pidieron que les revelara el secreto para regresar
      A la vida desde el sepulcro. 

      El tuvo que hacer enormes esfuerzos para convencerles de
      Que no tenía manera de hacerles participes de dicho
      Secreto, y que era infinitamente más importante para el
      Bien de la humanidad el que ellos le devolvieran a su
      Doctrina su pureza originaria.

      Pero todo fue en vano. Lo que ellos le arguyeron fue:
      “¿No comprendes que lo importante no es lo que tú
      Enseñaste, sino nuestra manera de interpretarlo?  A fin de
      Cuentas, tú no eres más que un ave de paso, mientras que
      Nosotros estamos aquí de modo permanente”.

Cuando Buda muere, nacen las escuelas.