Iban de viaje dos monjes, uno de los cuales practicaba la
espiritualidad del ahorro, mientras que el otro creía en la
renuncia. Se habían pasado el día discutiendo acerca de
sus respectivas espiritualidades, hasta que , al atardecer,
llegaron a la orilla de un río.

El que creía en la renuncia no llevaba dinero consigo, y le
Dijo al otro: “No podemos pagar al barquero para que nos
Pase al otro lado, pero tampoco hay que preocuparse por
El cuerpo. Será mejor que pasemos aquí la noche
Alabando a Dios, y seguro que mañana encontraremos a
Un alma buena que nos pague la travesía”.

Y dijo el otro: “A este lado del río  no hay pueblo, caserío,
Cabaña ni refugio alguno. Nos devorarán las bestias
Salvajes, o nos picarán las serpientes, o nos moriremos de
Frío. Sin embargo, al otro lado del río podemos pasar la noche
 Confortablemente y a salvo. Yo tengo dinero para
Pagar al barquero”.

Y una vez a salvo en la otra orilla, le regañó a su
Compañero: “¿Has visto para lo que vale el ahorrar
Dinero? Gracias a ello he podido salvar tu vida y la mía.
¿Qué nos habría ocurrido si yo hubiera sido un hombre de
Renuncia como tú?”

Y el otro le replicó: “Ha sido tu renuncia la que nos ha
Permitido cruzar el río, porque te has desprendido de parte
De tu dinero para pagar al barquero, ¿no es así? Además,
Como yo no llevaba dinero en mi bolsillo, tu bolsillo se ha
Hecho mío. La verdad es que he observado que yo no
Sufro jamás, porque siempre tengo lo que necesito”.