Una anciana mujer observó con qué precisión, casi
Científica, se ponía a cantar su gallo, todos los días,
Justamente antes de que saliera el sol, llegando a la
Conclusión de que era el canto de su gallo el que hacía que
El sol saliera.

Por eso, cuando se le murió el gallo, se apresuró a
Reemplazarlo por otro, no fuera a ser que a la mañana
Siguiente no saliera el astro rey.
 
Un día, la anciana riñó con sus vecinos y se trasladó a
Vivir, con su hermana, a unas cuantas millas de la aldea.

Cuando, al día siguiente, el gallo se puso a cantar, y un
Poco más tarde comenzó a salir el sol por el horizonte, ella
Se reafirmó en lo que durante tanto tiempo había sabido:
Ahora, el sol salía donde ella estaba, mientras que la aldea
Quedaba a oscuras. ¡Ellos se lo había buscado!

Lo único que siempre le extrañó fue que sus antiguos
Vecinos no acudieran jamás a pedirle que regresara a la
Aldea con su gallo. Pero ella lo atribuyó a la testarudez y
Estupidez de aquellos ignorantes.

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“De modo que éste ha sido tu primer vuelo… y bien, ¿has
Pasado miedo?

“Bueno, para serte sincero, te diré que no me atrevía
Siquiera a descargar todo mi peso en el asiento”.